El trastorno sensorial en niños, también conocido como trastorno del procesamiento sensorial (TPS) o disfunción del procesamiento sensorial, se refiere a dificultades en la forma en que el sistema nervioso del niño procesa e interpreta las sensaciones provenientes del entorno. Estas dificultades pueden afectar la manera en que el niño responde y se adapta a estímulos sensoriales como el tacto, el sonido, la luz, el movimiento y el equilibrio.
Algunos síntomas comunes del trastorno sensorial en niños incluyen:
1. Hipersensibilidad sensorial: El niño puede ser excesivamente sensible a ciertos estímulos sensoriales, lo que puede llevar a respuestas de evitación o rechazo. Por ejemplo, pueden ser hipersensibles al tacto ligero, a ciertos sonidos fuertes o a ciertas texturas de alimentos.
2. Hiposensibilidad sensorial: El niño puede tener una menor respuesta o sensibilidad a los estímulos sensoriales, lo que puede llevar a buscar estímulos intensos o a tener dificultades para percibir ciertas sensaciones. Por ejemplo, pueden tener una alta tolerancia al dolor o buscar constantemente estimulación sensorial intensa.
3. Dificultades de integración sensorial: El niño puede tener dificultades para integrar y procesar adecuadamente la información sensorial de diferentes fuentes. Esto puede llevar a problemas para coordinar los movimientos, dificultades en el equilibrio o la percepción espacial, y dificultades en la planificación y ejecución de tareas motoras.
El tratamiento del trastorno sensorial en niños puede implicar intervenciones terapéuticas, como la terapia ocupacional. Algunas estrategias terapéuticas comunes incluyen:
1. Terapia de integración sensorial: Esta terapia se enfoca en proporcionar experiencias controladas y estructuradas para ayudar al niño a procesar y manejar mejor las sensaciones problemáticas. Se utilizan actividades específicas para estimular y desafiar los sistemas sensoriales.
2. Modificación del entorno: Se pueden hacer modificaciones en el entorno del niño para reducir las sensaciones problemáticas o proporcionar apoyos sensoriales, como la reducción del ruido, el uso de iluminación adecuada o el uso de herramientas táctiles para ayudar al niño a regular sus respuestas sensoriales.
3. Estrategias de afrontamiento: Se enseñan estrategias al niño para manejar las sensaciones problemáticas y desarrollar habilidades de autorregulación. Estas estrategias pueden incluir técnicas de relajación, ejercicios de respiración profunda y estrategias de autocuidado.
Es importante buscar la orientación de profesionales especializados, como terapeutas ocupacionales o terapeutas sensoriales, para evaluar y diseñar un plan de tratamiento individualizado para abordar las necesidades sensoriales específicas del niño.
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